
2,1 hijos
En este podcast exploramos uno de los cambios más profundos y silenciosos que están transformando nuestras sociedades: el declive demográfico.
¿Por qué la población está disminuyendo y envejeciendo en tantos países? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno? Y, sobre todo, ¿cómo impactará en nuestro futuro?
Un podcast de Jorge Calero.
Podéis escribir, con sugerencias o comentarios, al email: 2.1hijos@gmail.com.
X (Twitter): @podcast21hijos
2,1 hijos
Irán: religión y demografía
En este episodio trato un caso único en el mundo, el de Irán. Es un caso interesantísimo. Es el caso más extremo de reducción acelerada del número de hijos por mujer, reducción que se produce entre 1986 y 1996, pasando de 6 hijos por mujer a 2 hijos y medio. Es una reducción impulsada por el gobierno teocrático, en medio de una explosión demográfica provocada por la alta natalidad anterior y la caída de la mortalidad. Pero los resultados de esta reducción se hacen muy evidentes desde principios de siglo XXI, cuando la tasa de fecundidad en Irán cae por debajo de 2,1, de la tasa de reemplazo. ¿Y qué hace el régimen de los ayatolás? Pues, desde 2014, revertir absolutamente las intervenciones antinatalistas de treinta años atrás y, también desde el poder, imponer políticas natalistas. De momento con poco éxito, pero que son muy interesantes porque son políticas impuestas desde un régimen dictatorial que, además de ser dictatorial, es especialmente falto de respeto con los derechos de las mujeres. La pregunta que me parece relevante es: un régimen que ha asesinado a mujeres detenidas por no llevar velos ¿qué puede hacer si tiene como objetivo que las mujeres vuelvan a tener hijos? Y, al hilo de esa pregunta ¿puede tener éxito lo que haga ese régimen? Y en la sección Miradas sobre el declive, hoy un vídeo titulado “The rise of European Islam”, sobre la población musulmana en Europa y las consecuencias políticas y sociales que tiene su rápido aumento.
En este podcast exploro uno de los cambios más profundos y silenciosos que nos están afectando: el declive demográfico. ¿Por qué la población está disminuyendo y envejeciendo en tantos países? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno? Y, sobre todo, ¿cómo impactará en nuestro futuro? Bienvenidos a 2,1 hijos. Yo soy Jorge Calero.
Vamos con un nuevo episodio, que se llama “Irán: religión y demografía”. En este episodio voy a tratar de un caso único en el mundo, el de Irán. Es un caso interesantísimo. Es el caso más extremo de reducción acelerada del número de hijos por mujer, reducción que se produce entre 1986 y 1996, pasando de 6 hijos por mujer a 2 hijos y medio. Es una reducción impulsada por el gobierno teocrático, en medio de una explosión demográfica provocada por la alta natalidad anterior y la caída de la mortalidad. Pero los resultados de esta reducción se hacen muy evidentes desde principios de siglo XXI, cuando la tasa de fecundidad en Irán cae por debajo de 2,1, de la tasa de reemplazo. ¿Y qué hace el régimen de los ayatolás? Pues, desde 2014, revertir absolutamente las intervenciones antinatalistas de treinta años atrás y, también desde el poder, imponer políticas natalistas. De momento con poco éxito, pero que son muy interesantes porque son políticas impuestas desde un régimen dictatorial que, además de ser dictatorial, es especialmente falto de respeto con los derechos de las mujeres. La pregunta que me parece relevante es: un régimen que ha asesinado a mujeres detenidas por no llevar velos ¿qué puede hacer si tiene como objetivo que las mujeres vuelvan a tener hijos? Y, al hilo de esa pregunta ¿puede tener éxito lo que haga ese régimen? Y en la sección Miradas sobre el declive, hoy un vídeo titulado “The rise of European Islam”, sobre la población musulmana en Europa y las consecuencias políticas y sociales que tiene su rápido aumento.
Bien. En 1960 Irán estaba entre los diez países del mundo con una tasa de fecundidad más alta. Las mujeres iraníes tenían como media 7,3 hijos. Para tener una media de 7,3 hijos ya os podéis imaginar cuántos hijos tienen que tener las mujeres en la cola de la derecha, diez o doce hijos no debía ser infrecuente. En 1979 la revolución islamista destronó a Reza Pahlavi, el sha de Irán, y llevó al poder al ayatola Jomeiní, el líder supremo de la nueva República Islámica. Hay que recordar que el islamismo practicado en Irán es una rama chií, que se diferencia mucho del islamismo dominante en la mayoría de países de mayoría musulmana, que suelen ser suníes. Sólo el 20% de la población musulmana en el mundo es chíi. Otros países con importantes poblaciones chíies son Irak, Azerbaiyán y Baréin, donde la población chíi es mayoritaria, y Líbano y Yemen, donde es minoritaria.
En 1979, en el momento de la revolución, la población total en Irán es de 37 millones de personas y está aumentando de forma explosiva. La tasa de fecundidad ha bajado ligeramente desde 1960, y está en 6,5 hijos por mujer. La población digo que aumenta de forma explosiva porque el limitador anterior, la mortalidad infantil, se ha reducido muchísimo en esos años sesenta y setenta. De hecho, sólo nueve años después, en 1988, la población ha aumentado hasta los 52 millones de habitantes, es un crecimiento enorme. Ni siquiera la guerra con Irak va a reducir mucho la tasa de fecundidad, que se sitúa en 1986 en 6 hijos por mujer.
La guerra entre Irak e Irán comenzó en septiembre de 1980, cuando Irak (su presidente era Saddam Hussein) invade la provincia iraní de Juzestán. Había una rivalidad geopolítica entre ambos países, pero es que la revolución islámica en Irán la agravó. Sadam Hussein consideraba una amenaza que la revolución extendiera su influencia entre la población chií del sur de Irak.
Además, Irak reclamaba el control de Shatt al-Arab, “el río de los árabes”, un río navegable en la frontera entre ambos países, en la zona de Basora, una zona estratégica por su salida al Golfo Pérsico. Sadam Hussein vió en 1980 la oportunidad de debilitar a un Irán desorganizado tras la revolución.
Irak tenía una población mucho más pequeña que Irak, sólo 14 millones de personas frente a los 37 millones de iraníes. Pero tenía un ejército muy bien armado y organizado, mejor que el de Irán. Irak era aliado de la Unión Soviética y había comprado armas tanto a la Unión Soviética como a Francia, con el dinero del petróleo. Posteriormente, a partir de 1982, Estados Unidos empezó a apoyar indirectamente a Irak, por medio de inteligencia y ventas encubiertas de armas a través de terceros países. Estados Unidos intentaba así neutralizar a Irán.
Sin embargo, Irak no pudo imponerse a Irán. La guerra duró ocho años y fue muy destructiva, con cerca de 500.000 iraníes y unos 250.000 iraquíes muertos. Además, en Irán quedaron cientos de miles de heridos y discapacitados de guerra, muchos con amputaciones o con secuelas permanentes por el uso de armas químicas. Este enorme número de veteranos con discapacidad llevó a que el estado tuviera que efectuar un gasto muy elevado en apoyo a la discapacidad. Fue conocido cómo Irán se convirtió en un país destacado en los Juegos Paralímpicos.
Esto que voy a contar parece un bulo, una fake new, pero no lo es. Irán utilizó a menores de edad, conocidos como "basiyís", en misiones suicidas para desminar campos o avanzar en frentes durante la guerra con Irán. A estos niños, a menudo de familias muy religiosas y reclutados con propaganda ideológica, se les prometía el paraíso si morían como mártires. Se les entregaban llaves de plástico dorado como “llaves del cielo”, llaves que llevaban colgadas al cuello y que eran un símbolo de su entrada en el paraíso tras el sacrificio. El gobierno iraní ha negado estas prácticas, pero la existencia de estas llaves ha sido mencionada por varios observadores independientes y se recoge en informes internacionales.
La guerra terminó en agosto de 1988, cuando ambos países aceptaron la Resolución 598 del Consejo de Seguridad de la ONU. No hubo un vencedor claro, y la frontera quedó prácticamente igual que al inicio del conflicto.
El régimen teocrático de Irán, ya antes de terminar la guerra, en 1986, ha comprobado cómo tener una población muy numerosa, con 37 millones de personas, y en crecimiento explosivo, pero con pocos recursos, no le ha dado ninguna ventaja en la guerra. Los primeros años de la guerra el régimen fomenta una alta natalidad para reponer la población, pero está claro que frente el armamento moderno la cuestión del número de soldados no es tan relevante. En los últimos años del conflicto, Irán afronta una crisis económica, con desempleo y escasez de recursos.
El gobierno da un volantazo, aplicando una fuerte política de reducción de la natalidad. El efecto es, como he dicho, rápido y muy intenso. Ni siquiera en China con las políticas del hijo único la caída fue tan abrupta. ¿Qué es lo que hace en concreto el gobierno, cuales son las intervenciones?
1. Un programa masivo de planificación familiar: Se lanzó una de las campañas más efectivas de la historia, con anticonceptivos gratuitos, educación sexual y clínicas en todo el país.
2. Se impulsó la escolarización de las mujeres, lo que retrasó la edad del matrimonio y redujo inmediatamente el número de hijos.
3. Se facilitó la urbanización: más familias migraron a ciudades. La urbanización, ya sabemos, hace que el coste de la vida y el acceso a la información favorezcan las familias más pequeñas.
Todo esto se hizo con apoyo clerical, apoyo de los clérigos chiíes. Nos podemos preguntar si una política tan estricta de control de la natalidad es compatible con los principios islámicos. E, hilando un poco más fino, si es más compatible con la doctrina chií que con la suní.
La postura general del Islam sobre el control de natalidad es, podríamos decir, de aceptación condicional. Muchas interpretaciones del Islam permiten el uso de métodos anticonceptivos reversibles y no abortivos, siempre que se utilicen dentro del matrimonio y con el consentimiento mutuo de la pareja (esto en teoría, claro). El Corán no prohíbe explícitamente la anticoncepción. Hay hadices que mencionan la práctica del coitus interruptus durante la época del profeta Mahoma. Los hadices son relatos aprobados por Mahoma y son interpretados como una de las fuentes principales del Islam. El que el coitus interruptus aparezca en algunos hadices es interpretado por algunos teólogos islámicos como una aceptación tácita del control de natalidad.
Pero la aceptación del control de natalidad es condicional. Por ejemplo, el Islam prohíbe el aborto, salvo por razones médicas específicas en algunos países. También, se considera inaceptable un control de natalidad motivado por miedo a la pobreza (según algunas interpretaciones de un verso del Corán). También, los métodos permanentes como la esterilización suelen ser rechazados, excepto por razones médicas. Dentro de esta aceptación condicional, no parece haber una diferencia categórica, fundamental, entre chiíes y suníes en cuanto a la natalidad. Obviamente, yo no soy experto en esto. Lo que sí es cierto es que los líderes religiosos chiíes aplicaron, a partir de 1986, una postura muy flexible en cuestiones de anticoncepción y planificación familiar.
En todo caso, como he dicho, el resultado es tremendamente exitoso, exitoso en términos de sus objetivos, claro. Sólo en una década, como he dicho, la tasa de fecundidad se desploma en Irán desde 6 hasta 2,5 hijos por mujer. Y luego sigue bajando, no se queda en 2,5. En 2010 ya está en 1,7 similar a la media de Europa.
Pero desde 2014 en adelante, al ver que la tasa de fecundidad había caído muy por debajo del nivel de reemplazo, el gobierno dio un giro radical pronatalista. En los últimos once años, Irán ha dado otro volantazo en su política de natalidad, pasando de promover el control de la población a fomentar activamente el aumento de la natalidad. El punto de inflexión clave es 2014, cuando el ayatola Alí Jameneí publicó la declaración oficial “Políticas generales de población”, con 14 políticas para aumentar la población. Ahí es donde se establece por primera vez de forma clara la nueva dirección pronatalista del régimen, después de casi tres décadas de políticas de control demográfico. En esa declaración oficial se critican las campañas anteriores de control poblacional. El contexto de este cambio de orientación, de este volantazo, es curioso, porque la población seguía subiendo muy rápidamente y había alcanzado los 76 millones de personas (recordemos que en 1986 era de 37 millones de personas; en 28 años se había más que doblado la población. De hecho, en la actualidad, 2025, la población ya ha alcanzado los 90 millones). La población seguía creciendo muy rápidamente y la mediana de edad era relativamente joven (la actual es de 34 años), diez años menos que en Europa. Pero, de algún modo, el régimen ha anticipado con bastante antelación los problemas. Los problemas a los que conduce una tasa de fecundidad como la actual del 1,7. De todos modos, no es que desde 2014 la fecundidad haya mejorado, al contrario, ha bajado ligeramente.
En 2014 se enumeran unos objetivos generales de políticas a favor de la natalidad, pero no es hasta 2021 cuando estos se concretan, en la “Ley de Rejuvenecimiento de la Población”. ¿Qué regula esta ley?
- Prohíbe la distribución gratuita de anticonceptivos en el sistema de salud pública.
- Restringe el acceso a la vasectomía y la ligadura de trompas, salvo por razones médicas urgentes.
- Bloquea el acceso al aborto legal, incluso en casos que antes estaban permitidos (malformaciones graves del feto, por ejemplo).
- Lanza campañas de propaganda sobre “el peligro del envejecimiento” y la “extinción nacional”.
- Desarrolla medidas económicas concretas: subsidios para familias numerosas, licencias de maternidad y paternidad ampliadas, préstamos y acceso a la vivienda para jóvenes recién casados.
Además, se ha intensificado el discurso oficial que asocia la maternidad con el deber nacional y religioso. Todo el programa tiene una motivación ideológica y estratégica alineada con la orientación del régimen teocrático. Se asocia tener más hijos con resistencia a Occidente, defensa de la familia islámica y rechazo al “individualismo moderno”. El régimen ve el crecimiento poblacional como parte de su seguridad nacional y religiosa.
Esta política natalista ha sido criticada por limitar derechos y por ignorar las causas estructurales de la baja natalidad, como el desempleo juvenil y las dificultades de acceso a vivienda. Como he dicho, a pesar de estos esfuerzos, la tasa de fertilidad en Irán ha seguido bajando. Aunque se ofrecen incentivos, muchos jóvenes iraníes no quieren tener más hijos, por razones económicas y sociales.
Un último comentario sobre la población en Irán. Un comentario sobre los flujos migratorios. Los números son importantes, tanto de llegada como de salida. Primero, los de llegada. En Irán residen aproximadamente 2,8 millones de inmigrantes (en torno al 3,3 % de la población). La enorme mayoría, el 97%, son originarios de Afganistán, seguidos de Iraq y Pakistán. Muchos viven sin permiso y en ocasiones el Gobierno iraní ha lanzado campañas para deportar a inmigrantes “ilegales” afganos. Cifras recientes hablan de unos dos millones a regularizar o expulsar.
Segundo, flujos de salida, emigración. Desde 1979, con la revolución islámica la emigración se incrementó drásticamente, alcanzando unos 3,1 millones de nacidos en Irán residentes en el extranjero en 2019. En la actualidad, entre 150 000 y 180 000 personas están emigrando anualmente. Se estima que hasta el 25 % de los profesores universitarios han emigrado, y hasta 80 % de los estudiantes considera emigrar. Una fuga de cerebros, porque el país, con su régimen actual no es nada acogedor para el talento.
En fin, el caso iraní es muy interesante, porque nos presenta situaciones extremas de todo: en Irán la tasa de fecundidad era extrema; la reducción en una década, entre 1986 y 1996 fue extrema, y el cambio de orientación a partir de 2014 ha sido también extremo. Pero, atención, los cambios de política funcionan cuando se trata de bajar el número de hijos, porque eso sintoniza con otras variables, con el signo de los tiempos, pero no funciona cuando se trata de subir el número de hijos, por mucho que lo quieran imponer los ayatolás. Con un régimen de terror y de represión se pueden conseguir algunas cosas: puedes conseguir que las mujeres lleven velos (a duras penas) pero difícilmente las vas a poner en una granja, como si fueran ganado, a tener hijos.
Y ahora, como siempre, una última sección del episodio: Miradas sobre el declive. Aquí hablo de un libro, artículo, película o documental que puede ayudarnos a entender mejor los temas que tratamos. En esta ocasión, voy a comentar un vídeo, titulado “The rise of European Islam”. Tenéis el enlace al video en Youtube en la caja de descripción del podcast. Este video pertenece a la serie Into Europe, una colección de análisis profundos que exploran tendencias globales y su impacto en el continente europeo. En este episodio se examina cómo las transformaciones demográficas están repercutiendo en la dinámica sociopolítica europea. El video es muy interesante y está muy bien apoyado con datos recientes. Se parte del crecimiento numérico de la población musulmana en Europa, y a partir de allí se analizan aspectos como los cambios ideológicos entre los musulmanes europeos, los niveles de integración y las respuestas diferenciadas de los Estados frente a estos fenómenos.
El punto de partida, como digo, es el fenómeno del crecimiento demográfico del Islam en Europa. Se describe cómo el peso real de la población musulmana es mayor que el descrito en la mayoría de datos oficiales. Además, se describe su concentración en determinados territorios y su juventud.
Después, en el video se van exponiendo una serie de datos muy interesantes. Podemos ver, por ejemplo, cómo la siguiente generación musulmana en Europa, la generación joven, es más religiosa que la generación anterior. Se práctica más la oración, el halal, y el uso de símbolos religiosos, con posturas más conservadoras y a veces favorables a la sharía, la ley islámica. Vemos, por ejemplo, cómo en Francia el 57% de los jóvenes de 15 a 24 años apoyan que se imponga la sharía, mientras que para el conjunto de los musulmanes franceses esta cifra es del 38%.
En una sección muy interesante del vídeo se describe cómo en Europa se está desarrollando una corriente más conservadora, en términos religiosos y sociopolíticos, del islam, si comparamos con la desarrollada en los países musulmanes de origen. Esta orientación tiende a diferenciarse de las normas seculares dominantes en Europa. No implica necesariamente una radicalización, pero sí una visión del islam con normas y valores que entran en tensión con los del entorno europeo. Esto tiene que ver con la presencia activa de corrientes islamistas con una visión estricta del islam, sobre todo en las mezquitas salafistas. Están respaldadas económicamente por países como Arabia Saudí o Qatar.
Se está produciendo, por tanto, una combinación de autosegregación religiosa con una discriminación por parte de la población autóctona. Las dos fuerzas se están retroalimentando, reforzando en Europa una identidad musulmana separada.
En el vídeo se aborda también las implicaciones políticas del crecimiento de la población musulmana. El Islam tiene cada vez una mayor capacidad para influir en las agendas políticas. Los musulmanes en Europa tienden a votar mayoritariamente por partidos de izquierda, a pesar de que estos partidos suelen defender valores como los derechos LGTB y el feminismo, que contradicen las visiones tradicionales de muchos votantes musulmanes. Por ejemplo, en las elecciones de 2024, el 63% de los musulmanes en el Reino Unido votaron por el Partido Laborista, el 60% en Bélgica apoyaron a partidos de izquierda, y en Francia, el 62% votaron por el partido de extrema izquierda La France Insoumise de Mélenchon, que centró su campaña en la causa palestina. Ha habido intentos de crear partidos musulmanes locales o nacionales, aunque estos de momento han tenido un éxito limitado debido a divisiones étnicas internas.
¿Y cómo se enfrenta, desde las políticas públicas, la presencia en Europa de una minoría musulmana que en muchas zonas se está convirtiendo en mayoritaria? Hay una gran diversidad de respuestas. Por ejemplo, en Dinamarca, se intenta una ingeniería social con mezclas forzadas orientadas, en guarderías, por ejemplo, a la integración de los inmigrantes. En Austria, la Ley del Islam de 2015 hizo que se cerraran las mezquitas radicales y prohibió la integrista Hermandad Musulmana. En Francia, en 2019, la ley contra el separatismo islamista cerró las mezquitas radicales, reforzando un laicismo estricto especialmente en la educación. En Inglaterra y Gales, una ley de 2006 penaliza la islamofobia.
Una mención aparte merece el caso de Suecia, que desde 2023 ha dado un giro radical a su política de inmigración. En Suecia se ha empezado a aplicar un sistema radical de expulsiones y desnaturalización si los inmigrantes no se integran (por “deficiencias en el estilo de vida”), aún en fase inicial. En 2024 se aprobó un plan para aumentar los incentivos económicos para la vuelta voluntaria (hasta 32 000 euros). Estas medidas las ha impulsado un gobierno de centro derecha liberal apoyado por Demócratas de Suecia, un partido nacionalista de derecha radical. Esta lógica mucho más restrictiva se está extendiendo a otros países, como Dinamarca, por ejemplo, que desde 2021 está introduciendo programas de retorno voluntario, y ha empezado a revocar permisos por falta de integración, con criterios como no hablar danés, no tener empleo, o vivir en zonas vulnerables.
Las respuestas políticas en los diferentes países europeos son, por tanto, divergentes: desde intervenciones liberales contra la islamofobia, pasando por políticas de control e integración forzada (como en Dinamarca), hasta restricciones constitucionales como en Austria o Francia o, más extremas como en Suecia.
El reto que tiene Europa ante sí es enorme: cómo construir una ciudadanía común frente a identidades diversas, que son cada vez más diversas si tenemos en cuenta el crecimiento de la población musulmana. En el video que he recomendado estos problemas están muy bien planteados, con datos muy rigurosos y una posición ideológica que intenta preservar la neutralidad.
En los próximos episodios seguiremos explorando en profundidad las causas del declive de la natalidad, las consecuencias económicas y sociales del envejecimiento y las distintas respuestas que se han planteado, desde incentivos a la natalidad hasta reformas en el sistema de pensiones. También veremos casos concretos de países que han intentado revertir esta tendencia y debatiremos el papel de la inmigración en la dinámica demográfica. Si te interesa comprender cómo estos cambios afectarán nuestras vidas y al mundo en el que vivimos, puedes apretar el botón para seguir el podcast.
Ya sabéis, en las notas de descripción del podcast tenéis la dirección de correo por si queréis escribirme con cualquier comentario o sugerencia.
Nos escuchamos en el próximo episodio de 2,1 hijos. ¡Hasta entonces!
Vídeo: The rise of European Islam
https://youtu.be/MmUiJ35r83E?si=mBhoVfhcOHHApa3p