
2,1 hijos
En este podcast exploramos uno de los cambios más profundos y silenciosos que están transformando nuestras sociedades: el declive demográfico.
¿Por qué la población está disminuyendo y envejeciendo en tantos países? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno? Y, sobre todo, ¿cómo impactará en nuestro futuro?
Un podcast de Jorge Calero.
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¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?
Las mujeres viven más que los hombres. En todos los países y en casi todos los contextos históricos. Sólo ha habido alguna pequeña excepción en situaciones en las que las mujeres se han visto privadas de acceso a los servicios sanitarios. Vamos a ver en este episodio cuáles son los motivos para esta mayor longevidad de las mujeres. Motivos que pueden ser biológicos o sociales. Veremos también cómo los factores biológicos son estables entre países (no hay diferencias genéticas en ese sentido entre grupos de población) pero los factores sociales pueden variar mucho, lo que provoca brechas entre hombres y mujeres muy diferentes entre países. Hablaremos de un grupo de países donde las brechas son enormes, de diez años y más. Y, en la sección Miradas sobre el declive hablaremos un poco de ciencia ficción, de una novela. De Un mundo feliz, de Huxley, donde los problemas de fertilidad humana se resuelven de un modo drástico, produciendo niños artificialmente. Es algo que nos encontramos en otras obras de ciencia ficción, como Matrix, por ejemplo.
En este podcast exploro uno de los cambios más profundos y silenciosos que nos están afectando: el declive demográfico. ¿Por qué la población está disminuyendo y envejeciendo en tantos países? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno? Y, sobre todo, ¿cómo impactará en nuestro futuro? Bienvenidos a 2,1 hijos. Yo soy Jorge Calero.
Vamos con un nuevo episodio, que se llama “¿Por qué las mujeres viven más que los hombres?” Las mujeres viven más que los hombres. En todos los países y en casi todos los contextos históricos. Sólo ha habido alguna pequeña excepción en situaciones en las que las mujeres se han visto privadas de acceso a los servicios sanitarios. Vamos a ver en este episodio cuáles son los motivos para esta mayor longevidad de las mujeres. Motivos que pueden ser biológicos o sociales. Veremos también cómo los factores biológicos son estables entre países (no hay diferencias genéticas en ese sentido entre grupos de población) pero los factores sociales pueden variar mucho, lo que provoca brechas entre hombres y mujeres muy diferentes entre países. Hablaremos de un grupo de países donde las brechas son enormes, de diez años y más. Y, en la sección Miradas sobre el declive hablaremos un poco de ciencia ficción, de una novela. De Un mundo feliz, de Huxley, donde los problemas de fertilidad humana se resuelven de un modo drástico, produciendo niños artificialmente. Es algo que nos encontramos en otras obras de ciencia ficción, como Matrix, por ejemplo.
¿Cuánto más viven las mujeres? Pues para toda la población mundial, los datos más recientes, de 2023, nos dicen que algo más de cinco años. Esperanza de vida de 76,2 para las mujeres, de 71 para los hombres. Para la Unión Europea, se mantienen estos cinco años y poco: 84 las mujeres, 78,7 los hombres. Es una diferencia igual en términos absolutos, pero un poco menor en términos porcentuales, porque las esperanzas de vida son mayores. Veremos que bajo estas medias se esconden grandes diferencias entre países, que trataremos de explicar.
¿Y qué es lo que explica que las mujeres vivan más que los hombres? Hay dos grupos de motivos, como he dicho:
1. Motivos biológicos: Entre ellos, a su vez, nos encontramos las diferencias hormonales (como los efectos protectores del estrógeno en el sistema cardiovascular) y las diferencias genéticas (como el hecho de que las mujeres tienen dos cromosomas X, lo que puede ofrecer cierta ventaja frente a mutaciones, gracias a la redundancia genética).
2. Motivos sociales y conductuales: Los hombres viven menos porque tienden a asumir más riesgos, tienen tasas más altas de conductas nocivas (alcohol, tabaco, violencia), suelen trabajar en empleos más peligrosos, y se suicidan más. Sobre las conductas peligrosas, hay una cuenta de twitter que se llama whywomenlivelonger donde se puede ver claro qué tipo de cosas hacemos los hombres. Me acuerdo también de un vídeo que circuló mucho, sobre cómo se tira por un tobogán una niña y un niño.
En realidad, todo esto, tanto la cuestión biológica como la social o conductual, no es específico de los humanos. La mayor longevidad de las hembras la encontramos en muchos otros mamíferos, y las explicaciones pueden ser parecidas: diferencias genéticas, hormonales, y comportamientos de riesgo en los machos.
Pero, a su vez, nos podemos preguntar por qué los hombres tienden a asumir más riesgos. Esto, claro, tiene un componente social, es diferente en diferentes culturas, por ejemplo. Pero tiene también una base biológica. Es una base biológica que tiene que ver con lo que se denomina la “inversión reproductiva”. Inversión reproductiva es el conjunto de recursos (como energía, tiempo, cuidados) que un animal dedica a tener descendencia y a criarla. Esta inversión es mayor en las hembras que en los machos para la mayor parte de los mamíferos. Pensemos en los meses de gestación, en los meses de lactancia y en los cuidados posteriores, que en los humanos son larguísimos. Las hembras dedican muchos recursos a la reproducción y no pueden permitirse correr muchos riesgos, ni por ellas mismas, ni por sus crías. En el proceso evolutivo, las hembras con comportamientos en los que se asumía más riesgo se reprodujeron menos y, por tanto, transfirieron menos sus genes.
En cambio, los machos pueden fecundar a muchas hembras (al menos potencialmente) con poca inversión. El éxito reproductivo depende poco de su inversión reproductiva y más, por ejemplo, de ser capaz de competir con otros machos. Y esa competencia, precisamente, lleva a conductas arriesgadas que acortan la vida. Resumiendo: la hembra exitosa en términos reproductivos es la que no se arriesga, el macho exitoso en términos reproductivos es el que se arriesga. En términos reproductivos pero no en términos de vivir más él.
Veamos qué efectos reales tienen algunos comportamientos arriesgados en la esperanza de vida. Con datos del estudio Global Burden of Disease, que ya he mencionado en algún episodio anterior, vamos a ver cuál sería la esperanza de vida, para hombres y mujeres, si entre las causas de la muerte retiramos los suicidios y los accidentes. Como conducta arriesgada, el suicidio, desde luego, es lo máximo. El suicidio tiene una incidencia mucho más alto entre hombres que entre mujeres pero, claro, no puede ser tratado de igual manera que los accidentes y merecería un análisis más detallado. En todo caso, vemos, de momento, que, retirando los suicidios y los accidentes la esperanza de vida, en el conjunto del planeta, subiría un año para las mujeres y dos años para los hombres. Es decir, que de los cinco años y poco de diferencia de esperanza de vida que comentábamos, un año es atribuible directamente a suicidios y accidentes. Sin embargo, hay otras conductas de riesgo que acortan la esperanza de vida y que inciden más sobre los hombres que sobre las mujeres y que no se traducen directamente en accidentes ni en suicidio. Me refiero al tabaco y alcohol, entre otras,
Pero veamos qué sucede si hacemos el mismo cálculo pero no para el conjunto de la población mundial sino sólo para la población europea. Retirando los suicidios y los accidentes la esperanza de vida, en Europa, subiría medio año para las mujeres y año y medio para los hombres. El efecto es menor, porque hay menos muertes por accidentes en Europa. Pero la diferencia entre hombres y mujeres sigue existiendo. Se reduciría la diferencia de esperanza de vida entre hombres y mujeres, en Europa, en un año. De los cinco años de diferencia quedan todavía cuatro por explicar. Parte de estos cuatro años será atribuible a factores genéticos y otra parte a factores ambientales y sociales.
Un buen sistema para saber hasta qué punto influyen cada uno de los dos tipos de factores es ver cómo se comporta esta brecha entre hombres y mujeres en diferentes países. Lo primero que vemos es que en países en desarrollo la diferencia es mucho menor que en los países desarrollados. No sólo en términos absolutos, sino también en términos relativos. Para poner una media, mientras que la diferencia en los países desarrollados está en torno a cinco años, en los países en desarrollo está en torno a los dos o tres años. En bastantes países en desarrollo la situación de la mujer y su acceso a los servicios sanitarios impide que se prolongue mucho sus vidas; un factor que reduce considerablemente la esperanza de vida femenina en países en desarrollo es la mortalidad durante el parto o durante el embarazo. Hay casos extremos en los que las brechas son casi inexistentes, como en Bután o Nepal, con casi 0 años de diferencia, o Bangladesh y algunas regiones de la India con sólo 1.
Por el contrario, la brecha se hace mucho más amplia en países con una presencia mayor de la violencia o del crimen organizado, como Rusia o Sudáfrica. En Rusia, por ejemplo, la diferencia es enorme, de 10 años. Lógicamente, la guerra con Ucrania hace que la diferencia se vaya incrementando en los últimos años.
Podemos identificar un conjunto de países donde la brecha en la esperanza de vida de hombres y mujeres es enorme. Se trata de los países del Este de Europa y países que habían pertenecido a la Unión Soviética. Con datos de 2023, aparte de Rusia, tenemos a Bielorrusia, con 11,5 años (un 17,6% de diferencia), Kazajistán, con 9,5 años, Letonia y Lituania con 10,5 años. Y Ucrania también con 10,5 años, pero este dato de Ucrania está también afectado por la guerra y la mayor probabilidad de una muerte temprana para los militares ucranianos.
¿Y qué sucede en estos países, por qué es tan grande la brecha? Los motivos parecen ser esencialmente sociales y conductuales. Porque podríamos pensar, por ejemplo, que existe algún factor genético que acorta la vida de los hombres eslavos. Pero no hay ninguna evidencia en ese sentido. Algunos estudios han explorado variantes genéticas relacionadas con el metabolismo del alcohol (como variantes en el gen ADH1B). Pero estas variantes no son exclusivas de poblaciones eslavas. Además, si se tratara de un fenómeno genético, la diferencia sería estable en el tiempo; pero lo que encontramos es que la brecha cambia, se amplió después del colapso de la URSS. También sabemos que los hombres eslavos que emigran a países con mejores sistemas sanitarios y con menor estrés social tienden a vivir más que sus pares que viven en Rusia o Ucrania. Todo esto apunta a factores sociales y conductuales, no biológicos. ¿Y estos factores cuáles son? Altos niveles de consumo de alcohol en los hombres, altas tasas de suicidio masculino, patrones laborales más arriesgados para los hombres, y en general el efecto del legado soviético de estrés crónico, el deterioro de servicios públicos y los hábitos nocivos generalizados.
Una situación de brecha grande, aunque no tan exagerada como en los países exsoviéticos, se da en algunos países latinoamericanos. Por ejemplo, en Méjico la brecha es de 6,3 años, en Brasil de 6,6 y en Bolivia de 6,8 años.
Para completar un poco el mapa de tendencias, al menos en Europa, hemos de decir que en los países nórdicos la diferencia de esperanza de vida entre hombres y mujeres ha empezado a reducirse levemente en los últimos años. Esto no es completamente una buena noticia, porque los motivos son las mejoras en los hábitos y conductas de los hombres pero, también, el aumento de enfermedades no transmisibles en las mujeres (como la diabetes y otras relacionadas con la obesidad).
En el nacimiento es más probable que venga un niño que una niña. Es una cierta compensación genética a la tendencia que tenemos los hombres de morirnos antes que las mujeres. Como media, la tasa de femineidad en el nacimiento es de aproximadamente el 48,5%. De cada 100 nacimientos, 48,5 niñas y 51,5 niños. Esta tasa es biológicamente estable, salvo intervención cultural o médica (por ejemplo, los abortos selectivos de niñas en algunos países). En algún otro episodio trataré sobre esta tasa de femineidad, porque tiene también sus curiosidades.
Si la naturaleza actuara perfectamente, maximizando la capacidad reproductiva, se trataría de que la mayor cantidad de nacimientos de niños se compensara con su mayor mortandad, para llegar a un equilibrio entre hombres y mujeres en la edad reproductiva. Lo que ha sucedido en algunos países desarrollados, por ejemplo en España, es que al haberse reducido la incidencia de los accidentes entre hombres, la cantidad de hombres no se iguala con la de mujeres hasta una edad tardía, los 55-59 años (lo he calculado teniendo en cuenta sólo la población nacida en España). Hace 25 años las poblaciones se igualaban antes, entre los 35 y los 39 años. Y en la década de 1980 ya estaban igualados entre los 20 y los 25 años. En este proceso ha tenido un papel muy importante el descenso de la mortalidad por accidentes de tráfico. En 2024 en España murieron 1.154 personas en accidentes de tráfico. Son muchas, pero hay que tener en cuenta que en 1989, año en el que se produjo el máximo, murieron 9.344, ocho veces más. En torno a un 75%, tres de cada cuatro fallecidos en accidentes de tráfico eran hombres. La mayoría, hombres jóvenes. Era la principal causa de muerte no natural entre los hombres jóvenes. Esta proporción, de en torno al 75%, se sigue manteniendo en la actualidad. De hecho, en 2023 el 80% del total de fallecidos en accidentes de tráfico fueron hombres.
En fin, una idea final sobre las esperanzas de vida de hombres y mujeres: en las sociedades avanzadas tenemos un cierto margen para mejorar nuestras vidas arañando, sobre todo los hombres, algún año de esperanza de vida por medio de la reducción de la mortalidad no natural. Por así decirlo, hay ciertas conductas de riesgo, sobre todo masculinas, que no son necesarias ya. Algunas son reminiscencias del enfrentamiento entre machos para conseguir la reproducción. Un buen ejemplo es el de los accidentes de tráfico, típicamente masculinos. En sólo treintaicinco años se han reducido de forma drástica. Puede hacerse con otras conductas de riesgo.
Y ahora, como siempre, una última sección del episodio: Miradas sobre el declive. Aquí hablo de un libro, artículo, película o documental que puede ayudarnos a entender mejor los temas que tratamos. En esta ocasión, voy a comentar un libro. Es un clásico de la ciencia ficción, Un mundo feliz. Un mundo feliz (Brave New World) se publicó en 1932. Su autor es Aldous Huxley.
En la novela, la sociedad ha eliminado el problema de la falta de natalidad mediante una ingeniería reproductiva total que suprime por completo la reproducción sexual. Los seres humanos son "decantados", no nacen, en laboratorios del "Centro de Incubación y Condicionamiento".El Estado controla por completo la reproducción a través de un sistema tecnocrático.
El motivo fundamental es mantener la estabilidad social. En el mundo que describe Huxley la reproducción sexual se considera impredecible y emocionalmente desestabilizadora. El amor romántico, los celos o el apego familiar, son vistas como amenazas al orden social. La reproducción artificial permite controlar exactamente cuántos individuos nacen y, también importante, cuántos individuos nacen de cada casta (Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Epsilones).
Una cita textual: “La familia, la monogamia y el romanticismo han sido abolidos. […] No hay peligros, ni conflictos. La civilización no puede permitirse tales pasiones.”
La producción masiva de seres humanos en serie responde también a una lógica de eficiencia industrial. Se fabrican personas como productos, optimizadas para cumplir funciones específicas dentro de la jerarquía de castas. Eliminar la reproducción sexual elimina también la variabilidad genética y social no deseada.
En Un mundo feliz la sexualidad se ha separado completamente de la reproducción. Se fomenta una sexualidad sin afecto, libre e incluso promiscua, que no genera lazos duraderos. Tinder en 1932.
Se ha eliminado también la familia, que se considera una fuente de conflictos, sufrimientos y sentimientos que generan inestabilidad. El lema es “Todo el mundo pertenece a todo el mundo.” La reproducción artificial y la eliminación de la familia permite en Un mundo feliz que se condicione a los embriones, y luego a los niños, para que ocupen su posición en una casta determinada. Los embriones se obtienen a partir de un solo óvulo fecundado, de tal modo que se obtienen infinidad de clones idénticos. Los humanos son producidos en cinco castas predeterminadas: Alfas, Betas, Gammas, Deltas y Epsilones, desde los más inteligentes y privilegiados hasta los menos capacitados, que se destinan a trabajos manuales. Cada casta recibe tratamientos embrionarios distintos (por ejemplo, menos oxígeno para embriones de castas bajas, o shocks eléctricos). Estos tratamientos determinan su desarrollo físico e intelectual. Durante la infancia se utilizan técnicas como la hipnopedia, el aprendizaje durante el sueño, para inculcar conformismo, consumo y repulsión por la maternidad, la familia o la individualidad.
Así se crea una sociedad estática, sin movilidad social, donde nadie desea cambiar de rol porque ha sido condicionado para aceptar su lugar.
El tema del fin de la reproducción sexual y su sustitución por la reproducción artificial ha sido frecuente en novelas y películas de ciencia ficción. Una película donde los nacimientos se producen de forma similar a Un mundo feliz es Matrix. En Matrix, lo recordaréis, los humanos no nacen, sino que son cultivados en enormes granjas artificiales por las máquinas. Son cultivados porque las máquinas utilizan a los humanos como fuente de energía, como baterías. Para mantener los cuerpos tranquilos y evitar que se rebelen, las máquinas proyectan una realidad virtual llamada Matrix.
Y hay en la ciencia ficción otra vertiente de “soluciones” (soluciones entre comillas) a la baja natalidad. Se trata de la creación de madres “especializadas”. Por ejemplo, en El cuento de la criada, tan conocido por la serie, las criadas son mujeres obligadas a parir hijos para las élites. La reproducción está completamente controlada por el Estado. Y en la novela juvenil The Giver (traducido al español como El dador de recuerdos), de Lowry, de 1993, las “birthmothers" son mujeres seleccionadas desde los 12 años para gestar niños de forma profesional. Tienen que gestar tres bebés. Después del parto, los bebés son separados de ellas inmediatamente, cuidados por otras personas especializadas y asignados a familias. Estas mujeres viven cómodamente durante unos pocos años y luego son reasignadas a trabajos manuales poco valorados.
Por tanto, no ha sido sólo Un mundo feliz quien ha apuntado a la sustitución de la maternidad natural y la reproducción sexual. Y sabemos que la ciencia ficción ha tenido una intuición muy especial a la hora de identificar problemas y anticipar situaciones.
En los próximos episodios seguiremos explorando en profundidad las causas del declive de la natalidad, las consecuencias económicas y sociales del envejecimiento y las distintas respuestas que se han planteado, desde incentivos a la natalidad hasta reformas en el sistema de pensiones. También veremos casos concretos de países que han intentado revertir esta tendencia y debatiremos el papel de la inmigración en la dinámica demográfica. Si te interesa comprender cómo estos cambios afectarán nuestras vidas y al mundo en el que vivimos, puedes apretar el botón para seguir el podcast.
Ya sabéis, en las notas de descripción del podcast tenéis la dirección de correo por si queréis escribirme con cualquier comentario o sugerencia.
Nos escuchamos en el próximo episodio de 2,1 hijos. ¡Hasta entonces!