2,1 hijos

50 años sin reemplazo: los efectos del envejecimiento

Jorge Calero Season 1 Episode 4

¿Qué sucede cuando hace cincuenta años que la tasa de fecundidad está por debajo de la tasa de reemplazo? Y, a la vez, durante esos cincuenta años, la esperanza de vida no deja de crecer? Lógicamente, la combinación de las dos cosas lleva al envejecimiento de la población: sube la edad media, y lo que antes era una pirámide poblacional ahora se parece más a una especie de urna. En esta situación de envejecimiento prolongado, de 40 o 50 años, es justamente donde estamos muchos países avanzados.

Vamos a ver en este episodio cuatro de los efectos más importantes de este envejecimiento. En realidad, son tan importante que hoy haremos una primera revisión general y, en otros episodios, entraremos en cada uno con más profundidad. Los cuatro efectos son: en primer lugar, la llegada de inmigración, los cambios en la economía y, en particular, segundo, la presión sobre el gasto público, el despoblamiento de algunas regiones y, finalmente, como cuarto efecto, los cambios en las votaciones políticas.

En este podcast exploro uno de los cambios más profundos y silenciosos que nos están afectando: el declive demográfico.

¿Por qué la población está disminuyendo y envejeciendo en tantos países? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno? Y, sobre todo, ¿cómo impactará en nuestro futuro? Bienvenidos a 2,1 hijos. Yo soy Jorge Calero.

Vamos con el episodio 4, que se llama “50 años sin reemplazo: los efectos del envejecimiento”. ¿Qué sucede cuando hace cincuenta años que la tasa de fecundidad está por debajo de la tasa de reemplazo? Y, a la vez, durante esos cincuenta años, la esperanza de vida no deja de crecer?

Lógicamente, la combinación de las dos cosas lleva al envejecimiento de la población: sube la edad media, y lo que antes era una pirámide poblacional ahora se parece más a una especie de urna. En esta situación de envejecimiento prolongado, de 40 o 50 años, es justamente donde estamos muchos países avanzados.

Vamos a ver en este episodio cuatro de los efectos más importantes de este envejecimiento. En realidad, son tan importante que hoy haremos una primera revisión general y, en otros episodios, entraremos en cada uno con más profundidad. Los cuatro efectos son: en primer lugar, la llegada de inmigración, los cambios en la economía y, en particular, segundo, la presión sobre el gasto público, el despoblamiento de algunas regiones y, finalmente, como cuarto efecto, los cambios en las votaciones políticas.


1.     Llegada de inmigrantes

Centrémonos en el caso de Europa: países avanzados, con fecundidad muy baja, que atraen inmigración de países menos desarrollados, con tasas de fecundidad altas. Este fenómeno, la llegada de inmigrantes, era residual al principio, pero se intensifica en la década de 1990. En el caso de España, es más tardío: solamente crecen las cifras de forma clara a partir de 1999. Con datos de EUROSTAT para todos los países de la Unión Europea, vemos que en los años 90 entran unos 4 millones de personas de fuera de la Unión; en los 2000, 8 millones; y entre 2010 y 2020, 10 millones, teniendo en cuenta que entre 2010 y 2014 las entradas fueron menores, sobre todo en España, por la Gran Recesión.

La situación actual, en 2025, tras estas llegadas, es que en la Unión Europea el 10% de la población, unos 44 millones de personas, ha nacido fuera de la Unión. En España, este porcentaje es del 15% (frente al 10,7% en Francia o el 12,6% en Alemania). Pero estas cifras son mucho más altas si nos fijamos en la población joven: entre los 25 y 40 años, por ejemplo, el porcentaje de nacidos fuera de Europa es del 15% para el conjunto de la Unión (y del 22% en España).

Hay que decir que España es el país europeo que más inmigrantes ha recibido en términos absolutos en los últimos tiempos: tres millones entre 2014 y 2024.

Pero la cifra más reveladora, la que dice más sobre el futuro, es el porcentaje de niños que nacen actualmente de madres no europeas: un 17% para Europa, pero un 27% en España. Uno de cada cuatro niños nacidos en España tiene madre no europea. Es un valor muy alto, es el cuarto valor más alto de la Unión, solo superado por Chipre, Luxemburgo y Malta, y por encima de países con una larga tradición de inmigración, como Francia o Alemania.

Dedicaré más adelante algunos episodios específicos del podcast a los efectos de la inmigración, pero avanzo aquí que está transformando de forma profunda el mercado de trabajo, y lo va a hacer aún más en el futuro. La población inmigrante ocupa en gran medida los empleos peor pagados, con salarios considerablemente más bajos que los de la población nacional. Es un factor que contribuye por tanto a contener los precios. Sin embargo, varios estudios no identifican que la inmigración reduzca los salarios de los trabajadores nacionales, salvo en momentos o sectores muy concretos. Los inmigrantes, por tanto, cobran menos, pero no arrastran hacia abajo los sueldos de los demás.

También se detecta más sobreeducación entre los inmigrantes: muchas personas cualificadas terminan ocupando empleos por debajo de su formación. Y, al margen del trabajo, la inmigración también impacta en el mercado de la vivienda. Pero, como digo, ya hablaremos de todo esto con más detalle.

 

2.     Efectos sobre la economía

El envejecimiento de la población tiene consecuencias económicas importantes: afecta a la productividad, al crecimiento, a la inflación... Pero hoy me voy a centrar solo en el gasto público y el déficit.

La AIREF, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, publicó en 2023 unas proyecciones sobre el impacto del envejecimiento en el déficit fiscal español desde 2022 hasta 2070. Según este informe, hacia 2050 el envejecimiento provocará un aumento del déficit de 3,4 puntos del PIB respecto al nivel de 2022. Es decir, si no se cambiara nada, pasaría del 4,8% de 2022 al 8,2%. Es mucho, ya lo podéis ver. Es muchísimo.

Este deterioro se debe sobre todo al gasto en pensiones, que es el componente del gasto público que más sube con el envejecimiento. Además, la población mayor requerirá más servicios sanitarios y asistenciales, como los cuidados de larga duración. En cambio, como es lógico, el gasto en educación bajará un poco, porque habrá menos población joven. Pero este ahorro no compensa los aumentos en pensiones y sanidad. Un déficit como el que he mencionado, de 8,2% solo podría contrarrestarse con un gran aumento de la productividad.

 

3.     Despoblamiento

El envejecimiento no afecta igual a todos los territorios. Las grandes ciudades lo notan menos, porque concentran más inmigración, tanto exterior como interior. Las zonas rurales, en cambio, son las primeras en sufrir el despoblamiento, que suele empezar con el cierre de escuelas.

Un ejemplo simbólico es el pueblo de Nagoro, en la isla japonesa de Shikoku. Allí vivían 3.000 personas y ahora no queda casi nadie. Una vecina ha hecho 350 muñecos de trapo, "kakashis", del tamaño de una persona, para representar a antiguos habitantes. Los ha colocado en las escuelas, en las calles, en las casas... Una forma conmovedora, pero algo inquietante de mantener viva la memoria del pueblo.

Japón es el país con más envejecimiento del mundo: ya en los años 60 tenía una tasa de fecundidad por debajo de 2,1, y hoy tiene una de las esperanzas de vida más altas. Resultado: su edad media es de 49 años (en España es de 45).

¿Y en Europa? La OCDE publicó en 2023 un informe sobre cambio demográfico en Europa, donde vemos que el 30% de las regiones están perdiendo población de forma sostenida. Y seguirán haciéndolo. No es un problema puntual: afecta a zonas rurales, periféricas y a antiguos núcleos industriales.

El informe usa un indicador, el índice de cambio poblacional proyectado, que estima cuánta población perderá cada región entre 2021 y 2050. Algunas, sobre todo del este de Europa (como Bulgaria o Rumanía), pero también del sur (como Castilla y León o Teruel), podrían perder hasta un tercio de su población. Y estas pérdidas van de la mano del envejecimiento: en esas regiones, más del 30% de la población tiene más de 65 años.

Esto se refleja en el índice de dependencia: cuántas personas en edad no laboral hay por cada cien activas. En algunos casos ya supera el 70%, una carga muy alta para los sistemas de pensiones y cuidados de larga duración.

Las regiones más afectadas son: Bulgaria Noroeste, Rumanía Nordeste, Letonia Central, Croacia Este, varias zonas rurales de Lituania, sur de Hungría, este de Eslovaquia, Castilla y León y el Alentejo en Portugal. Teruel está entre las 25 peores regiones en este aspecto, con una densidad de población inferior a 9 personas por kilómetro cuadrado.

El informe propone varias medidas para mitigar el despoblamiento: mejorar la conectividad física y digital, atraer talento e inmigración cualificada y adaptar los servicios públicos a una población más envejecida. Sobre todo, lo de atraer talento e inmigración cualificada resulta mucho más fácil de decir que de hacer.

 

4.     Efectos sobre las elecciones políticas

El envejecimiento está cambiando poco a poco el mapa político de muchas democracias. Cuanto mayor es el porcentaje de personas de más edad, más peso tienen en las elecciones. Además, votan más que los jóvenes, se abstienen menos, así que tienen una influencia muy grande. En este contexto, los partidos políticos tienden a dar prioridad a las demandas de los votantes mayores, porque saben que pueden inclinar la balanza.

Históricamente, el voto de las personas mayores solía ir hacia posiciones conservadoras, a mantener el statu quo. Pero en los últimos años ese patrón ha cambiado. El voto de los mayores ya no responde necesariamente a una ideología fija, sino que favorece a los partidos que dan prioridad a los jubilados, en cuanto a poder adquisitivo y en cuanto a acceso a servicios. Pueden votar tanto a partidos conservadores como a opciones populistas o progresistas, si creen que defienden mejor sus intereses.

En España tenemos un fenómeno muy particular. La tendencia general de que los mayores votan más a partidos conservadores se combina con lo que podríamos llamar un "efecto cohorte": las personas que llegan ahora a la edad de jubilación vivieron su juventud durante la Transición a la democracia, y por ello tienden a votar más a la izquierda. La defensa del sistema público de pensiones, y en general de un gasto público que beneficia claramente a los mayores, refuerza esa inclinación.

De hecho, España y Luxemburgo son los dos únicos países de la Unión Europea donde los ingresos medios de los jubilados son mayores que los ingresos de los no jubilados.

Esta dinámica ha abierto una brecha generacional cada vez más evidente. Mientras los mayores votan por proteger derechos adquiridos, los jóvenes ven cómo sus propias aspiraciones van quedando relegadas. Políticas clave para su futuro, como el acceso a la vivienda, el apoyo a las familias o el gasto educativo, reciben menos atención en las campañas. El peso numérico de los mayores acaba imponiéndose.

El resultado es contradictorio: quienes más peso tienen en las urnas ya no estarán para vivir las consecuencias a largo plazo de las decisiones actuales. Este conflicto generacional condiciona la orientación general del país. En lugar de políticas pensadas para el futuro, se priorizan medidas a corto plazo. Y aquí surge una pregunta importante: ¿puede una democracia envejecida responder a las necesidades de las generaciones más jóvenes?

 

Antes de despedirnos, como siempre, la sección que nos acompaña en cada episodio: Miradas sobre el declive. Aquí comparto un libro, artículo, película o documental que puede ayudarnos a entender mejor los temas que tratamos.

Esta semana os recomiendo un artículo publicado el año pasado, que es la actualización más reciente y fiable sobre las proyecciones de fecundidad en todos los países del mundo. Se trata de los resultados del estudio GBD, Global Burden of Diseases, y apareció en el volumen 403 de The Lancet. El artículo se titula "Global fertility in 204 countries and territories" y está firmado por científicos colaboradores del estudio en todo el mundo. Son varios cientos de ellos.

En el artículo se estiman las tendencias futuras de fecundidad hasta el año 2100. El modelo se basa en datos históricos de fertilidad y en proyecciones de variables como la educación femenina, la urbanización, el acceso a métodos anticonceptivos y las políticas reproductivas. También tiene en cuenta la relación histórica —que es diferente en cada país— entre esas variables y las tasas de fecundidad.

En el escenario de referencia del estudio, se prevé que la fecundidad global seguirá bajando: 1,83 hijos por mujer en 2050 y 1,59 en 2100. Para entonces, más de tres cuartas partes de los países estarán por debajo del nivel de reemplazo, y hacia final de siglo, prácticamente todos.

Como ejemplo llamativo, podemos mirar el caso de Nigeria. La estimación es que en 2100 su tasa de fecundidad será de solo 1,87 hijos por mujer. Y hablamos del país que más nacimientos aportará al mundo entre 2050 y 2100.

Según estas proyecciones, la población mundial alcanzará su pico en 2075, con unos 9.700 millones de personas, y a partir de ahí empezará a descender. Es decir, nunca llegaremos a ser 10.000 millones.

Estas estimaciones contrastan con las que hizo Naciones Unidas en su informe de 2022, que anticipaba una tasa de fecundidad más alta para 2050, en torno a 2,2 hijos por mujer, por encima del nivel de reemplazo. El artículo en The Lancet critica ese modelo porque no cumple con los criterios GATHER, que son pautas para asegurar la transparencia y la reproducibilidad de los estudios.

Los criterios GATHER son, básicamente, una lista de control para que todo el mundo pueda entender bien de dónde vienen los datos, cómo se han analizado y cómo replicar el estudio si alguien quiere comprobarlo por su cuenta. Son reglas para que podamos confiar en los resultados de un estudio.

Además, el artículo señala que el modelo de Naciones Unidas proyecta algunos "rebotes" poco realistas en la fecundidad de ciertos países que no muestran ninguna señal de revertir su caída. Y hasta ahora, esos "rebotes" anticipados por la ONU no se han producido. De hecho, las proyecciones anteriores del GBD han sido más certeras que las de Naciones Unidas.

El estudio presenta, además del escenario central, tres escenarios alternativos:

  1. Escenario de educación acelerada: asume mejoras importantes en la educación femenina global, lo que lleva a tasas de fecundidad aún más bajas.
  2. Escenario de acceso universal a anticonceptivos: prevé tasas menores por una mayor cobertura y eficacia de los métodos anticonceptivos.
  3. Escenario de políticas pronatalistas: incluye la aplicación de políticas que buscan aumentar la fecundidad. El efecto esperado sería un aumento de 0,2 hijos por mujer en los países que las adopten. Es un valor algo más bajo que otras estimaciones, que hablan de hasta 0,5 hijos por mujer.

Finalmente, el estudio propone un escenario combinado, que mezcla elementos seleccionados de los tres anteriores para ofrecer una visión más completa y realista del futuro demográfico.

Y como el artículo es de acceso libre, si alguien quiere profundizar, puede echarle un vistazo.

En los próximos episodios, seguiremos explorando en profundidad las causas del declive de la natalidad, las consecuencias económicas y sociales del envejecimiento y las distintas respuestas que se han planteado, desde incentivos a la natalidad hasta reformas en el sistema de pensiones. También veremos casos concretos de países que han intentado revertir esta tendencia y debatiremos el papel de la inmigración en la dinámica demográfica. Si te interesa comprender cómo estos cambios afectarán nuestras vidas y al mundo en el que vivimos, quédate.

Ya sabéis, en las notas de descripción del podcast tenéis la dirección de correo por si queréis escribirme con cualquier comentario o sugerencia.

Nos escuchamos en el próximo episodio de 2,1 hijos. ¡Hasta entonces!

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