
2,1 hijos
En este podcast exploramos uno de los cambios más profundos y silenciosos que están transformando nuestras sociedades: el declive demográfico.
¿Por qué la población está disminuyendo y envejeciendo en tantos países? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno? Y, sobre todo, ¿cómo impactará en nuestro futuro?
Un podcast de Jorge Calero.
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2,1 hijos
Morirse ya no es lo que era
En este episodio vamos a hablar de que cada vez vivimos más, de los cambios enormes que se han producido en la mortalidad y la esperanza de vida desde finales del siglo XIX. La gente se muere ahora por cosas que son bastantes diferentes a las de hace un tiempo y vive cada vez más. Vamos a hablar, también, de si la mejora en la esperanza de vida puede seguir indefinidamente.
Bienvenidos a 2,1 hijos. En este podcast exploro uno de los cambios más profundos y silenciosos que nos están afectando: el declive demográfico.
¿Por qué la población está disminuyendo y envejeciendo en tantos países? ¿Cuáles son las causas y las consecuencias de este fenómeno? Y, sobre todo, ¿cómo impactará en nuestro futuro?
Vamos con el episodio 3, que se llama Morirse ya no es lo que era. Vamos a hablar de que cada vez vivimos más, de los cambios enormes que se han producido en la mortalidad y la esperanza de vida desde finales del siglo XIX. La gente se muere ahora por cosas que son bastantes diferentes a las de hace un tiempo y vive cada vez más. Vamos a hablar, también, de si la mejora en la esperanza de vida puede seguir indefinidamente.
Y, al final del episodio, en la sección Miradas sobre el declive, recomendaré el documental La teoría sueca del amor, una excelente película sobre cómo, en Suecia, la familia tradicional ha sido desplazada por la individualidad como base de la sociedad. Y los problemas que esto genera.
Envejecimiento. La esperanza de vida estaba estable, durante siglos y hasta 1880, en torno a los 35 años en los países avanzados de la época. Pero, a finales del siglo XIX se produjeron dos cambios que permitieron incrementar muy rápidamente la esperanza de vida. Dos cambios y dos personas.
1) Dr. Semmelweis. Reducción de la mortalidad en el parto.
Consideremos que a mediados del siglo XIX a los hospitales se les llamaba la “casa de la muerte”. La contaminación cruzada, las infecciones no se podían controlar, por lo que se aconsejaba incluso que los hospitales fueran destruidos periódicamente y construidos de nuevo.
Un problema especialmente importante de contaminación cruzada, eran las fiebres puerperales, causadas por infecciones durante el parto. El parto era un evento tan peligroso que muchas mujeres (las ricas, claro) hacían testamento antes de parir.
Semmelweis era un médico húngaro que trabajaba en Viena en 1847, en un hospital donde la mortalidad de las mujeres que daban a luz llegaba al 18% (hay motivos para hacer testamento). Este doctor observó que muchos de los médicos que atendían los partos iban directamente de una autopsia a atender a las mujeres.
Lavarse las manos fue la clave del asunto. Semmelweis aplicó un sistema de lavado de manos de los médicos para reducir las tasas de mortalidad en las salas de maternidad. Solo un mes después de establecido el sistema (que era, claro, bastante sencillo), las tasas cayeron a poco más del 2%.
Cuando no le renovaron el contrato en el hospital de Viena, Semmelweis retornó a Hungría. Trabajó en un hospital pequeño. Sufrió depresión, se obsesionó con el lavado de manos y finalmente le ingresaron en un hospital psiquiátrico donde murió de una herida en la mano infectada.
Entre 1880 y 1890 se generaliza el lavado de manos apoyado por los trabajos de Pasteur y Koch
2) Segundo cambio. Josh Snow, un médico inglés, se dio cuenta en 1854 de que los casos de una epidemia de cólera en Londres se concentraban en torno a una distribución de agua en Broad Street. Esta distribución tomaba agua de fuentes donde estaba mezclada con aguas residuales.
Este trabajo epidemiológico de Snow es el origen de los sistemas de alcantarillado moderno, que empiezan aplicarse a finales de siglo XIX en casi todas las ciudades en los países avanzados.
El primer cambio, el lavado de manos, reduce la mortalidad de las madres mientras que el segundo reduce, sobre todo, la mortalidad de los niños. De este modo, en 1915, por ejemplo, en el Reino Unido, la esperanza de vida ya ha crecido hasta los 51 años y, en 1950, hasta los 68 años. Junto con Estados Unidos y algunos países europeos, como Francia, eran los países con la esperanza de vida máxima en ese momento. Alemania tenía una esperanza de vida algo menor, tres o cuatro años menor.
Luego vinieron los antibióticos, empezando por la penicilina. Su primera aplicación fue en 1941, pero su uso no se generaliza en los países avanzados hasta la década de 1950.
Y, también, las vacunas, como las vacunas contra la poliomielitis, la difteria, la tos ferina, la tuberculosis, el sarampión, las paperas y la generalización de las vacunas de la viruela y la tuberculosis, que ya existían antes.
El año 1980 es un año importante para la historia de las vacunas, porque es cuando se consigue erradicar por completo la viruela. El virus de la viruela deja de existir, salvo en dos muestras, que se conservan desde entonces en los laboratorios del CDC de Atlanta y en un centro Estatal ruso en Novosibirsk. La viruela había sido la enfermedad contagiosa más letal. Había matado a entre 300 y 500 millones de personas, con una tasa de mortalidad del 30%. La poliomielitis también está a punto de ser erradicada, sólo quedan pocos casos de poliovirus salvaje tipo 1 en Afganistán y Pakistán. Yo recuerdo en la década de los setenta, de niño, que se veían frecuentemente niños afectados por la polio, con aparatos ortopédicos en las piernas.
Con todos estos cambios, la gente se muere ahora por cosas que son bastante diferentes a las de hace un tiempo. He hecho una comparación entre las causas de la muerte en España en 1950 y en la actualidad. Han pasado 75 años. He elegido 1950 porque ya hay datos bastante completos y es un momento en el que en España ya ha pasado el periodo de hambre de posguerra, la alimentación es mejor, las conducciones de agua en las ciudades son en general seguras. Sin embargo, todavía no se ha generalizado el uso de los antibióticos ni de la vacunación.
Veamos, en 1950 es cierto que te podías morir por cualquier cosa. Por ejemplo, el 5% de las muertes eran por diarrea y enteritis, sobre todo en niños. Pero, dejando eso aparte, de las 300.000 personas que morían, el 30% lo hacían por enfermedades del sistema circulatorio. La segunda causa de muerte eran las enfermedades infecciosas, con un 13%. Aquí lideraba la tuberculosis, con casi el 10% del total de muertes. En tercera posición, en 1950, estaban las enfermedades respiratorias como la neumonía o la bronquitis (muchas de ellas se curan en la actualidad con antibióticos, claro). No encontramos hasta el cuarto lugar al cáncer, con únicamente un 8% de los casos (veremos que actualmente supone el 26% de los casos). Un 6,4% de las muertes las causaba lo que era definido como “senilidad”. Estos datos de mortalidad son muy interesantes, los podéis encontrar en la zona histórica de la web del INE, en pdfs de anuarios antiguos. Para terminar con 1950, dos detalles: la meningitis, que hoy tiene casi una incidencia cero, provocaba 4.000 muertes, un 1,3% del total. La diabetes tenía una incidencia mucho menor que actualmente, sólo el 0,5% de los fallecimientos.
Han pasado 75 años desde esas causas de la muerte y el panorama ahora es muy diferente. Ahora las muertes están causadas, en su mayoría, por enfermedades del sistema circulatorio y por cánceres. El 26% de las muertes las provoca cada una de ellas. La participación del cáncer se ha multiplicado por tres, debido en buena medida al envejecimiento de la población. Las enfermedades infecciosas, que suponían en 1950 el 13% de las muertes, se han desplomado hasta un 3%, y la mayoría de estos casos, en 2023, son casos de COVID. Otras enfermedades que han aumentado mucho debido al envejecimiento progresivo de la población son las enfermedades del sistema nervioso como el Alzheimer o la demencia senil, que suponen ahora el 8% y son la tercera causa de muerte. También aumenta la proporción de casos de muerte por diabetes, hasta un 2,4% ,cuando en 1950 eran muchos menos, sólo el 0,5%. La forma de vida más sedentaria y la alimentación ha disparado esta enfermedad. Sin embargo, con los medicamentos más modernos, como la semaglutida, el Ozempic, probablemente podrá ser controlada de forma generalizada.
Podemos pensar en un futuro optimista, con las tecnologías actuales, en el que las dos causas de muerte más frecuentes, el cáncer y las enfermedades del sistema circulatorio, reduzcan mucho su incidencia. Lo que sucede, como veremos más tarde, es que la prolongación de la vida hará que otras enfermedades (pensemos en el Alzheimer) sigan creciendo.
La esperanza de vida es muy diversa entre grupos sociales. Depende del nivel educativo y de los ingresos. Veamos lo que pasa con el nivel educativo en España: Una mujer con educación superior vive 3 años más que una mujer con educación primaria, hasta los 88 años. 4 años en el caso de los hombres, hasta los 84.
La educación y los ingresos afectan a la dieta, al tipo de trabajo, a las condiciones de vida. Eso es evidente. Pero quisiera resaltar otro factor, la información. La conveniencia de pasar revisiones periódicas o la importancia de los diagnósticos en fases iniciales de la enfermedad son cuestiones de información que controlan mejor las personas con más educación.
Hay un ejemplo que me parece interesante sobre cómo las condiciones de trabajo y de vida, también la dieta, pueden perjudicar a los más pobres. Recuerdo que en la década de 1990 apareció la noticia de que se estaban diagnosticando en España una gran cantidad de cánceres de esófago, que se daban en trabajadores industriales, de más de 50 años. La causa de la enfermedad estaba en el tabaco, como es lógico, pero también en el alcohol caliente de los carajillos que tomaban, casi como elemento cultural asociado al trabajo. Estas personas que habían trabajado en fábricas durante las décadas de 1960, 70 y 80s.
Sabemos que en algunos países, como Estados Unidos, las diferencias en esperanza de vida entre grupos sociales se han incrementado en los últimos años. Un estudio publicado en The Lancet en 2024 indicó que la brecha en la esperanza de vida entre los grupos más longevos y los menos longevos en Estados Unidos se amplió a 20 años en 2021, en comparación con una diferencia de 12 años en 2000.
Y, ¿hasta dónde aumentará la esperanza de vida? Observamos que se ha producido una desaceleración en el crecimiento de la esperanza de vida: sigue creciendo, pero a un ritmo menor. En los países con mayor esperanza de vida, esta ha crecido menos en los últimos 30 años que en los 30 años anteriores. En Japón, entre 1959 y 1989 creció un 17%, y en los siguientes treinta años, hasta 2019 creció sólo un 6,8%. En España, 12% y 8,4%. En el conjunto de países más avanzados, 11% y 8%
Nos podemos preguntar, entonces, dónde están los límites al crecimiento de la esperanza de vida. Para contestar a esta pregunta hay que tener en cuenta dos cosas, al menos:
- Cada vez cuesta más eliminar algunas enfermedades. Pensad en el cáncer.
- Hay enfermedades que aparecen más a medida que sube la esperanza de vida. Alzheimer, Demencia senil.
Si se eliminaran todos los diferentes tipos de cáncer: 2,1 años más de esperanza de vida. Estudio de la OCDE. Si se eliminaran todas las enfermedades cardiovasculares: 3-4 años más (Revista Española de Cardiología)
Pero, aunque se redujera mucho la mortalidad por las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, seguirían existiendo diversas enfermedades específicamente asociadas a la vejez, para las que un cambio efectivo tendría que ser más radical, no simplemente acumulativo.
1. Enfermedades neurodegenerativas (Alzhéimer, Parkinson, demencia): Aumentará su incidencia conforme más personas alcancen edades muy avanzadas.
2. Infecciones respiratorias y neumonías que en personas mayores no responden bien a los antibióticos, debido al debilitamiento del sistema inmunológico.
3. Problemas relacionados con la edad que provocan insuficiencia renal y hepática.
4. Síndrome de fragilidad y envejecimiento extremo: Conocido como senescencia biológica, donde el cuerpo simplemente deja de funcionar de manera efectiva.
Básicamente, eliminar el cáncer y las enfermedades cardiovasculares no haría inmortales a las personas, sino que las llevaría a vivir algunos años hasta que actuaran otras enfermedades ligadas al envejecimiento.
Qué podemos, entonces, con estos datos, esperar de la longevidad en los próximos años:
Sin cambios cualitativos: Sigue el crecimiento de la esperanza de vida, pero se desacelera. Los que viven más van a vivir poco más. Pero los que viven menos sí que tienen margen para vivir bastante más. Se va a comprimir la distribución.
Pero esto es, como digo, salvo que haya un cambio no cuantitativo sino cualitativo, un salto inesperado. Algunos de estos cambios podrían ser la aplicación de terapias de reprogramación genética o, también, la eliminación de células senescentes, envejecidas, mediante medicamentos o mediante senolíticos o mediante nanorobots
Antes de despedirnos, la sección que nos acompaña en cada episodio: Miradas sobre el declive. En esta sección comparto un libro, artículo, película o documental que puede ser útil para entender mejor los temas que tratamos. Esta semana os recomiendo el documental La teoría sueca del amor, un documental sueco, de 2015, dirigido por Erik Gandini. A mí me gustó mucho.
En el documental se plantea cómo en la sociedad sueca la autonomía individual ha desplazado a la familia tradicional como base de su organización. El documental empieza con unas imágenes de los años cincuenta o sesenta, en la que se ven diferentes familias con cinco o seis hijos. Inmediatamente, se explican los cambios que se producen a partir de la década de 1970. Son cambios que, textualmente, “liberan de las anticuadas estructuras familiares que todavía controlaban la forma en que vivíamos juntos y nos hacían dependientes unos de otros”. La individualidad ha pasado a definir la vida de una forma radical. En el documental alguien dice “ni siquiera piensas en tu padre o en tu hermano”.
Time had come to free women from men, free the elderly from their children, free teenagers from their parents. A manifesto was written, The Family of the Future.
Había llegado el momento de liberar a las mujeres de los hombres, liberar a los ancianos de sus hijos, liberar a los adolescentes de sus padres. Se escribió un manifiesto, La familia del futuro.
En una sección del documental se explica el trabajo de una empresa danesa que facilita la donación de semen. Esta empresa trabaja esencialmente para mujeres suecas sin pareja. La autonomía individual se expresa también en la maternidad: cada vez más mujeres se la plantean sin la presencia de una pareja. “Es fácil porque no necesitas la presencia de un hombre” dice una entrevistada.
Lógicamente, la individualidad se proyecta también sobre cómo se trata a la población inmigrante: los suecos quieren que los inmigrantes estén lejos. En el documental se entrevista a algunos inmigrantes africanos, que describen qué difícil es entrar en contacto con la sociedad sueca o simplemente entenderla.
El énfasis en la individualidad, en la autorealización, tiene otra cara de la moneda, el aumento de la soledad. La película explora cómo la autonomía extrema ha debilitado los lazos comunitarios, afectivos. Uno de cada cuatro suecos vive solo, el 27% en 2023 (11% en España). Y uno de cada cuatro suecos muere solo. En el documental nos presentan a los trabajadores de una agencia pública que se encarga de quien muere sin que nadie se entere. Entran en pisos donde ha fallecido alguien, donde los vecinos se han dado cuenta semanas o meses después de la muerte. Es bastante deprimente, la verdad, esta parte del documental, pero es muy explicativa.
EL documental concluye con una breve entrevista a Zygmunt Bauman, el sociólogo y filósofo polaco, el autor, entre otras muchas cosas, de “Modernidad líquida” y de “Holocausto y modernidad”. Bauman se cuestiona si el verdadero bienestar proviene solo de la autosuficiencia o de las conexiones humanas. Dice, textualmente, “Al final de la independencia hay vacío de vida, una pérdida de sentido de vida y un aburrimiento inimaginable”.
En los próximos episodios, seguiremos explorando en profundidad las causas del declive de la natalidad, las consecuencias económicas y sociales del envejecimiento y las distintas respuestas que se han planteado, desde incentivos a la natalidad hasta reformas en el sistema de pensiones. También veremos casos concretos de países que han intentado revertir esta tendencia y debatiremos el papel de la inmigración en la dinámica demográfica. Si te interesa comprender cómo estos cambios afectarán nuestras vidas y al mundo en el que vivimos, quédate.
Ya sabéis, en las notas de descripción del podcast tenéis la dirección de correo por si queréis escribirme con cualquier comentario o sugerencia.
Nos escuchamos en el próximo episodio de 2,1 hijos. ¡Hasta entonces!